Un siglo atrás es ayer a la tarde, hace un ratito, en la historia del mundo. Fue a fines del 1800 que la ciencia le empezó a poner números por sexo a los delitos violentos. Los hombres, en las estadísticas hasta el día de hoy, generan el noventa por ciento de los hechos brutales en un grupo de edad mayoritario que va de los 14 a los 20 años, es decir muy jóvenes, comenzando esa tendencia a disminuir con la adultez. No hay nada que hacer. En esa pulsión destructiva de los machos las hembras ocupan una buena franja de victimas. La modernidad ha querido combatir esto. El feminismo ha plantado bandera y modulado el género a favor de las más vulnerables, las mujeres. Por ahí se pasó de la raya. Y en estos tiempos ser hombre es sospecha de furia femicida en ciernes. Y las agencias del Estado se han especializado en esa violencia de género, que está todos los días en las redes, en los diarios, en la radios, tanto más se han especializado cuanto más se ha deshilachado la vieja idea de masculino y femenino. Los intersexuales, los transexuales, los pansexuales, los andróginos, los bi género, los travestis, los de género variable, los tercer género de dos espíritus, los género dual, los resucitados hermafroditos, han enrarecido a los históricos damas y caballeros de las presentaciones y de las puertas de los baños. Para pasar de discriminador a discriminado el hombre (o lo que sea) ha ganado y sigue ganando galardones como depredador del sexo débil. Al amor se lo llevó el viento.
“Frente a ella me sentía ridículo, inferior, sin saber precisar en que podía consistir cualquiera de ambas cosas…”
El jorobadito Roberto Arlt
En Orán el pasado 21 de Junio entraba al hospital derivada de Aguas Blancas una mujer de 32 años con un cuchillo clavado en el pecho. Estaba embarazada de mes y medio. Su ex le había hundido el filo en una discusión de hogar amargo hogar y, dijo ella, por si fuera poco el cuchillo, tenía en la otra mano una pistola. Pronto salió una orden de detención por tentativa de homicidio calificado contra Guillermo Cordero (30) el atacante. El GAP lo anduvo buscando por las fincas, en especial en la que trabaja su tío Leopoldo, cerca del 28, quien también estuvo preso hace años cuando en su rancho de Peña Colorada la esposa murió envenenada. En el 2002 fue absuelto por la duda. Su sobrino sigue prófugo hasta el día de hoy. A la mujer se le extirpó el tramontina y salvó su vida.
Una segunda fémina de la misma edad que la de Junio pero del Oranense barrio Taranto recalaba el Domingo 5 de Agosto en el San Vicente de Paul con un puntazo en el cuello que se diagnosticó “hemisección de tráquea cervical más sección del borde inferior de glándula parótida derecha” mandandola vía quirófano a terapia con asistencia mecánica respiratoria. Angela, estaba, en buen romance: a medio degollar. El autor de tan macabra obra era su ex, padre de sus hijos, que llegó esa tarde medio tomado y siguió tomando con ella hasta que en un descuido revisó su celular y le vió unos mensajes que lo enfurecieron. Al punto de intentar matarla. El hombre fue detenido en el hotel El Rinconcito de la calle San Martín e identificado como el “Diente” o “Pancho” Francisco Andrés Medina (48). Los del GAP secuestraron el cuchillo. La victima no quería intervención policial pero por la gravedad del hecho se actuó de oficio. Al violento celoso pueden tocarle muchos años de cárcel.