“-En la gaveta no había sino veinticinco centavos.
-Entonces no has debido traer nada.
-El problema era entrar -dijo Dámaso-. No podía venirme con las manos vacías…”
En este pueblo no hay ladrones Gabriel Garcia Marquez
Me levanté decidido. Con paso firme encaré para la municipalidad. Quiero hablar con el señor Lara Gros dije imperativo. Ya no está Lara Gros me explicaron lo reemplazó Gonzalez. Bueno, como sea, quiero hablar con el señor Gonzalez entonces. Necesito comunicarle algo importante. Que se encontrara en una importante reunión no me amilanó. Digale cuando salga que están robando mucho, digaselo bajito, para que no se ponga mal.
Ya en la calle pensé les voy a mandar un mensaje para que no le digan nada ya debe saber y veo una punta filosa que amenaza traspasarme como un pollo y rostizarme dando vueltas en el horno si no entrego mi whatsapp con teléfono y todo.
Que me robaran el celular probaba mi teoría además a una señora le había ido peor expoliada su cartera por dos salidos de la pinturita embadurnados colorinches reconocibles solo en los cuadros impresionistas de Van Gogh. Pero el primer premio al robo bizarro lo sacaron dos piperos el once del mes.
No había stock de pichicata en su barrio y fueron a comprar al pasaje de San La Muerte que es un supermarket abierto las 24 horas siendo asaltados por unos colegas delirantes que les llevaron la plata y la moto.
Yo voy a hacer mi cruzada departamental, les voy a avisar a Gallardo y a Jalit. ¿Qué? ¿qué pasa?.