“…hasta que tú recibes de los bosques de pronto
el ramo o el relámpago de unas flores azules
y la insólita flecha de un aroma salvaje…”
Por las montañas vas como viene la brisa Pablo Neruda
La gente de Los Toldos ese oasis de yungas puerta del Baritú que se llama así por las nubes que hacen de toldo a una naturaleza inmejorable de serranías y selvas, todavía no sale de su asombro.
A cinco kilómetros del pueblo, en el paraje El Arazay, yendo para el Lipeo, en una casa humilde unos hermanos se han peleado pasados de alcohol y uno ha terminado muerto con una puñalada en la panza del lado derecho y de arriba abajo devastadora. El homicida había llegado a visitar de Salta donde vive y tenía hecho el bolso para volverse. Dicen que Guillermo Ruiz (39) había estado preso en la capital. La familia tiene su chacrita sus animales y sus pensiones y a unos doscientos metros un almacén para abastecerse de alcohol y vino.
Se los veía mucho en el pueblo, tenían motos, bajaban a diario, para nadie es fácil creer que el Guillermo matara al Federico Alfredo (35) y dejara con un tajo enorme en el brazo a Santiago Alejandro, todos Ruiz, igual que Arturo que de la chupindanga se fue a dormir y al despertar se encontró con el desastre de sangre de sus sangres clareando el Miércoles 18 del mes.
Debe haber pocos lugares en el mundo que se respire un aire tan puro y sano como Los Toldos. La muerte parece no tener lugar en ese paraíso. Sin embargo se presenta con la virulencia de las urbes y de analizar los últimos dos asesinatos en la zona los autores provienen, efectivamente, de la ciudad.
El 28 de Febrero del 2018 José Valenzuela (18) repatriado de Salta por su abuelo Pancho Ruiz (63) tratando de sacarlo de las adicciones mataba de un puntazo en la pierna a su tío Cruz Aparicio (44) por lo que en el juicio entendió el Juez era una afrenta sexual.
Ahora un hermano que venía también de Salta donde vivía mata a su hermano lugareño.
En ambos casos hubo alcohol y hasta no sería raro que algún insulto de tipo sexual tan letal en el imaginario de gente ruda de campo haya sido lo que precipitó la última y fatal pelea.