“-Como venganza, sería más lógico que te castrara en una noche oscura.
-¿Quién habla de lógica?…
Victimas B M Gill
Entre el 13 y el 26 de Noviembre con tribunal mixto de Sala I y Sala II presidido por Fabián Fayos culminó un proceso penal multitudinario contra nueve changos del San Expedito acusados de dar muerte al “Bombacha” Daniel Orlando Aguirre (39) dos años largos atrás, el 29 de Septiembre del 2017 en la peligrosa zona de Uspallata y Pringles (pensando el tenebroso robo a los tiros a media cuadra en Enero de este año) de un puntazo en el muslo que le seccionó vena y arteria femoral.
Desde el principio el “Yanki” Victor Ezequiel Chavarría (25) dijo que él lo había punteado en respuesta a que un rato antes el muerto le pegó un botellazo. La Fiscalía, sin embargo, imaginó que había un concurso premeditado de varias personas, entre ellos menores, para matarlo. Una especie de venganza patoteril. En los alegatos sostuvo que no halló en todo el juicio un solo elemento que probara semejante cosa. Pidió sobreseimiento para el “Dinero”, para el “Zazuli”, para el “Pelao”, para el “Cuchi”, para el “Chicho”, para el “Lobo”, para el “Ramonita” todos de la vagancia del San Expedito pero ajenos a la bronca del Yanqui. Aguirre tomaba con su ranchada, algunos hoy presos que tuvieron que declarar por videoconferencia, y discriminaban los de la vagancia vecina como “los de la villa”, por eso el botellazo. Chavarría por homicidio simple fue condenado a 8 años de prisión y costas.
Del plantel de acusados Facundo Daniel “Ramonita” Valdez (26) junto a su vecino el Lelio León Ruiz (23) tenían su propio pecado. Pecadazo, sería mejor decir.
Antes de lo de Bombacha el 6 casi habían degollado a un chico de 14 años estudiante de la técnica para robarle el celular. Dieciocho puntos en el cuello le dieron y muchos otros en el brazo y la espalda, así de hijos de puta se portaron las dos bestias motochorras en el pasaje Sargento Cabral.
El chico tiene la desgracia de vivir en la ruta de los rufianes de los asentamientos detrás del Patrón Costas que salen a “ganar” por el Pedrana. Era mucho más clara aquí la tentativa de homicidio que el homicidio en el homicidio donde lo puntearon en la pierna un lugar que no es para matar. Para matarte te rebanan el pescuezo. Para la Justicia su proceder era robo calificado por arma y lesiones, lesionsísimas, lesionitas, lesisitas, me corté con el pelapapas, tanto que la condena para el dúo fueron cinco años el mínimo por robo calificado.
Y si es que eso mismo no constituyera una injusticia la familia del estudiante sufre represalias de supuestos amigos o familiares de los condenados que este Miércoles 4 llegaron a que le balearan al “Negro” uno de sus perros al parecer desde el portón de entrada.
El Negro está viejo pero se va a poner bien, la bala posiblemente se encapsule, no se la pudieron sacar.
En el mundo del revés de Orán en ves de sufrir represalias los asesinos las sufren las victimas.