“Mis dedos aún retenían la tensión de haber tocado un objeto ajeno, el entumecimiento por haber entrado en el espacio personal de otro. Un hilo de sudor me bajaba por la nuca…”
EL LADRÓN Nakamura Fuminori
El robo de motos básicamente contempla dos momentos, a saber, el de la sustracción propiamente dicha y el consecutivo de la reducción o venta. Es el ciclo normal. Urge que me deshaga de la prueba del delito.
Los compradores impíos arman el modelo franskestein hecha con pedazos de otras y por lo tanto irreconocible o la colocan en el mercado boliviano o chaqueño donde pasa desapercibida. Los encubridores alientan el delito. Conocen a sus clientes y siempre tienen a mano unas pipas o unas monedas para pagar una Motomel.
En Colonia Santa Rosa el primero de mes una chica denunciaba haber visto la moto que le habían robado el día anterior coquetamente manejada por un flaco de melena que no era del pueblo y al que le decían Cornejo. Habido por la Policía Cornejo resultó Denis Maximiliano Aguero (21) de Tartagal con domicilio provisorio en una finca. “Ya perdí les voy a decir donde guardo las motos preguntale a un gordito de la finca Catalina él me las compra”.
El tal gordito huyó a cococho de todos los diablos al divisar la patrulla que llegaba a la plantación. Ubicaron a la mujer. Era Daniel Marcelo Luna (37) alias el comprador y de su casa secuestraron motores, unidades desarmadas y partes. Un motor era de la moto de la chica del domingo. Luna quedó prófugo y Cornejo encausado por hurto calificado y preso.
El mismo día detenían al “Perezoso” Julio Armando Sandoval (25) por el robo de una moto siendo que había salido en libertad hacía una semana por el mismo delito.
Eh pará un poco. Antes con el Coro Reyes y Bajo Pique se dedicaba al robo menudo, en el 2014 cayeron tras saquear una casa de computación, después cuando vendían un celular robado en Orán, ahora, parece se dedica al choreo compulsivo de motos. Y si, son fáciles de vender. Hay mucho cachinero.