“Todos mis sentidos despertaron tumultuosamente a la vista de aquella mujer perfectamente encuadernada, llena de relieves, de voluptuosidad…”
Una botella de brandy y otra de ginebra Juan de Dios Restrepo Posada
Con el psiquismo desfigurado por el alcohol libre de las fiestas mezclado con sustancias que el estado persigue por su alta toxicidad la noche del primer día del 2019 Fernando Ezequiel Galarza (21) alias “Owin” de barrio Libertad le saltó a una adolescente de 13 años en San Martín y Bichara, la tiró a los yuyos y presa de una desesperación maliciosa le tapó la boca mientras manoteaba sus partes prohibidas tratándole de bajar el pantalón.
En esa fiebre comenzó a ahorcarla de impotencia y cuando quería meterla en un baldío los alaridos de ella alertaron a unos vecinos que lo hicieron huir en las sombras. Eran las once de la noche, la chica había salido a comprar pañales. Su salvador reconoció a Owin.
Al 18 de Octubre con nueve meses y dieciséis días de cárcel llegaba a Juicio en la Sala I con cargo de abuso sexual con acceso carnal tentado. En las preliminares la fiscal y el defensor plantearon un abreviado de cuatro años efectivos de prisión. Galarza confesó ser el autor del ataque sexual “porque estaba borracho y drogado” y aceptó la pena. “Pido perdón”, manifestó. Con buenos vientos y buena mar en un año y monedas emerge. Clink caja.