“…Una cosa es DEBE solo y otra DEBE DE. Lo uno es obligación, lo otro duda…”
La virgen de los sicarios Fernando Vallejo
Colonia Santa Rosa ocupó la mañana íntegra del Jueves 26 de Septiembre en la Sala I de Juicio con dos asesinatos bestiales en debate.
El de Facundo Francisco Mendez (13) muerto de siete puñaladas en la entrada del barrio municipal madrugando la navidad del 2017 llegaba a su etapa de sentencia.
El de Juan Roberto Wayar (20) acuchillado en las Palmeras dos meses antes, en Septiembre, entraba en su segunda audiencia.
El Juez Edgardo Laurenci en forma unipersonal dirigió el caso del “Menor” Mendez iniciado el 21 de Agosto donde venían acusados el “Loli” Rodrigo Isaías Mendez de 20 años y el “Ticón” Fernando Gabriel Cuello (18).
Un tribunal colegiado presidido por Aldo Primucci juzga al “Gabi” Gabriel Fernando Romero (19), a Luis Fernando Maraz (20) y a Alexis Leonel Alvarez (21), todos del Pameras, por el homicidio de Wayar.
Las pruebas en Mendez eran un fárrago de dimes y diretes con la actuación estelar y definitoria de una testigo protegida que terminó aportando dudas. En la pelea de los de Homicidios y la Policía local compitiendo por el crédito dibujaron dos tipos medio malandras que vieron por la zona unos temprano, otros tarde, unos juntos, unos separados, unos en moto, otros caminando, sin investigar lo obvio que era UN MÓVIL.
Lo mataron para robarle, por una bronca de adolescentes, por una venganza, lo mataron unos psicóticos por diversión ¿quién podía tener un motivo para esa furia?. A una cuadra y media de la casa en plena fiesta de navidad. A un chico que no tomaba, que no se drogaba, que estaba siempre de buen humor.
Sin la supuesta testigo presencial sin nombre la Causa era nada.
La fiscal Claudia Carreras, responsable en los papeles de la investigación, la defendió pidiendo 17 años de prisión para el Loli y responsabilidad para Ticón. La defensora Paola Linares la absolución por la duda ya que no había pruebas ni razones para que sus defendidos hubieran asesinado a Facu. El Juez falló absolviendo a ambos.
En la Sala estaba María Esperanza Vera (54), la mamá, y don Vicente Mendez (58), el papá. No dijeron nada. Se fueron sin justicia para su hijo.