“He leído a menudo que los criminales son astutos y no tienen principios, pero el atreverse a penetrar en una iglesia para despistar a sus perseguidores fue para mí un sacrilegio sin precedentes en los anales del crimen…”
Cazador cazado Wilkie Collins
El “Lála” Nelson Ariel Sanchez (31) supo comandar una patota que ganó renombre en barrio Caballito. Fue hasta que lo condenaron por robo. Ya salido de la cárcel su fama lo hizo sospechoso de varios hechos criminales. Se había mudado al 4 de Junio con su mujer Nilsa, una chica que estuvo presa por homicidio, y sus tres hijos. ¿De qué vivía?.
Los vecinos denunciaron que vendiendo droga lo que generaba un foco de inseguridad en el asentamiento, inseguro de por sí. Los de Drogas tomaron fotografías, filmaciones y testimonios logrando una orden de allanamiento del Juzgado de Garantías 1.
Anteayer Viernes cayeron con apoyo de Infantería en plena madrugada. Llevaban a la perra antinarcóticos “Gringa”. En una pared de la habitación se paró en seco como los perros de caza cuando detectan una presa. Había una bochita de marihuana, cuatro celulares y dos carteras con plata. En el cuarto de los niños la “Gringa” se plantó frente a la cuna. Había un bolsín con 84 envoltorios de la mariajuana y cuatro de blancaflor. De unos ladrillones huecos sacaban otro plástico con pasta base por no decir pastafrola ya que estamos. Total neto: 18,7 gramos de polvo y 13,73 de picadura. Tenían bien abastecido el negocio.
Lála o “Lagrimita” (tiene dos tatuadas debajo del ojo y el pómulo) quedó otra vez preso encausado por vender sustancias prohibidas. Dijo que era jornalero. Nos acordamos, hace años, cuando nos pidió para estudiar en el BSPA porque quería dejar el delito. No se le dio.