“Hazme un mundo de caramelo
Llena el aire con algodón
Qué los dulces caigan del cielo
Las estrellas piñatas son…”
Mundo de caramelo     Danna Paola
Carlos Law / Pedro Dabdoub Sánchez

En la ciudad el trabajo de Drogas Peligrosas venía de capa caída. Igual que la Brigada. Reubicados los tipos más experimentados, los funcionarios venidos de otros lados hasta que estudiaban el terreno ya se iban sin pena ni gloria. Son agencias indispensables en la política de seguridad. Su presencia y eficiencia calan hondo en los humores y miedos sociales. En estos días retornaron los viejos toreros locales, levantaron la capa, se calzaron el traje de luces, la montera y salieron al ruedo.

El Viernes 10 a la una de la mañana allanaban una casa en pasaje El Cedral y Natalio Roldán. La orden había nacido por denuncia web de que un tal Boga vendía droga a cuatro manos.

Al Boga Julio Cesar Camacho le secuestraron pasta base. En los antecedentes le saltó una causa con pedido de detención del Juzgado Federal de Orán por contrabando e infracción a la ley de estupefacientes.
En el Constituyentes, junto a la Brigada, en una zona plagada de bocas de expendio, detenían a una parejita, Valeria Oyarzu y Esteban Aramayo, ambos de 19 años, con balanza, dinero y treinta pacos o pipas de cocaína.

Junto también apresaban a un hermano de la mujer y secuestraban el celular de un vecino al que en Marzo se le metieron en la casa y lo fracturaron a golpes (agresión física salvaje, consigna un informe) para robarle. Eso agrega al comercio de Paco, robo calificado, lesiones graves y amenazas. Los émulos de Bonnie and Clyde hicieron legalidad e indagatoria.
En esa encrucijada de pasaje Tradición y Luis Burela ya en 1999 publicábamos allanamientos de drogas. En aquella época los hacía gendarmería y no vendían caramelitos de Paco sino ravioles de cocaína, papelitos. Mientras cubríamos el operativo se acercó lo que hoy sería un pipero, un adicto, escribimos esto…

El operativo guarda algunas sorpresas. Mientras se está concretando aparece un joven que viene como “ido”. Mira sin entender. Está tan en otro mundo que pregunta por la señora al parecer para comprar. No se da cuenta de lo que está pasando. En su delirio no puede asociar a esos hombres de verde con algún tipo de anormalidad. Le dicen que la señora no va a poder atenderlo y mira incrédulo a los Gendarmes. Le piden que se vaya. Sin muchas ganas y con paso lento se pierde entre la gente que se amontona en la calle. Cada tanto da vuelta la cabeza como diciendo ¿no me estarán engañando estos tipos?.