“Esa noche aprendí que no es difícil matar a un hombre o que lo maten a uno…”
Historia de Rosendo Juarez Jorge Luis Borges
Julio Victor Santiago es un bagayero de 28 años. Vive en el 4 de Junio pero para el día del Trabajo está en la casa de su pareja en San Luis y pasaje Los mistoles de Caballito. Festejan y toman. En lo mejor de la fiesta, atardeciendo ya, llega una sobrina para contarle que a otra sobrina de barrio Libertad le está pegando un tal Iván. Es urgente, son seis cuadras por la San Luis, suben a la moto con el hermano y van al rescate de la maltratada.
Al llegar a la Juan Carlos Bichara doblan. El tal Ivan o “Rata”, como le dicen, escapa a su furia y se mete a una casa enfrente a la suya. En la puerta sale a interceptarlos un gordo grandote muy borracho. No saben quién es, no lo conocen, si es amigo del tal Iván o no. Lo que si de buenas a primeras saca una pistola hace dos tiros al aire y un tercero se lo pega en la panza. Santiago cae.
En el hospital diagnostican herida de arma de fuego en el flanco izquierdo sin orificio de salida. Va derecho al quirófano, le extirpan un riñón y descubren con una placa el proyectil alojado sobre la quinta vértebra lumbar. La gente de Graves Atentados detiene al otro día a Nestor Castro de unos 45 años, el pistolero. Lo acusan de tentativa de homicidio.
Mientras, pasados nueve días, la victima espera una compleja intervención para que le saquen la bala. Es una 22, de esas impredecibles cuando te entran en el cuerpo. No pudo terminar peor su primero de Mayo.