El juicio comenzará el martes 21 de mayo a las 09:00 en la sede de la Cámara en lo Criminal de la Primera Circunscripción Judicial. El tribunal está conformado por Jorge Yance (presidente) y Joaquín Cabral. El tercer integrante aún no ha sido confirmado. (Agenciapresentes.org).
A tres años y ocho meses del asesinato en Santa Cruz de Marcela Chocobar, una trans de Orán, dos personas se sentarán en el banquillo acusadas de la barbaridad. Angel Azzolini y Oscar Biott. Reproducimos nota de la edición 394 de Octubre del 2015 con una semblanza de la Marcela de barrio Aeroparque antes de ser masacrada en un crimen de odio.
A fines del mes pasado todos los diarios del país reflejaron el pasmoso crimen de una chica trans en la ciudad austral de Río Gallegos capital de la provincia de Santa Cruz. Era una salteña de 26 años. Tras desaparecer el seis de septiembre, el veinte hallaban un cráneo quemado en un baldío que las pruebas de ADN cotejadas con los patrones genéticos de sus hermanas daban positivo.
Pertenecía a Marcela Estefanía Chocobar. La habían descuartizado e incinerado. Los Medios la hacían oriunda de Tartagal, un dato errado, Marcela y su familia son de Orán del barrio Aeroparque.
Fue alumna de la Mateo Ríos. En aquella época todos lo conocían por “Lalo”, el hermano menor de cuatro hermanas mujeres. De niño ya se sentía mujer pero lo ocultaba, cuentan sus amigas, para evitar un conflicto con su padre. Desde los catorce ya fue Marcela, una mujer metida en un cuerpo de hombre. Es el conflicto de la transexualidad, la identidad de género no coincide con el sexo biológico. Vivió la marginalidad de los trans y travestis alternando con camioneros, el único trabajo disponible, y a los veinte años migró al sur junto con toda la familia menos la mamá que quedó en Orán. Allá era ordenanza en una escuela pero seguía haciendo la noche. Juntó plata para operarse. En Tucumán se hizo una tetas infernales y una cola de vedette. El año pasado completó la conversión operandose la nariz. Mostraba orgullosa su documento de mujer, se había puesto Estefanía de segundo nombre, evocando a una hermanita que murió.
Su grupo Oranense de amigas, Laura, Eli, Marcela y Vilma, la describen muy femenina y reservada. Sin pizca de agresividad. “Nunca fue rebelde” afirman. Era dócil y si se molestaba con algo su reacción era enmudecer. En Diciembre del año pasado vino a Orán para ayudar a la mamá con los trámites de jubilación. Estuvo dos meses. Les contó que tenía un novio que peinaba canas, un tipo mayor que la trataba bien. Estaba estudiando para terminar la secundaria. No salieron a lo loco. Una noche sola fueron a Set y la pasaron bárbaro. No mencionó en su visita nada que pudiera ser un antecedente a lo que vendría. Un conflicto, un ataque, una pelea, una rabia, una traición, nada. En el último agosto las mensajeó que en Octubre se venía a Salta con el novio y que allí la iba a hacer viajar a la madre para que lo conociera.
Russia es un boliche de Río Gallegos. Unos días es pub, otros bailable, otros karaoke. El primer Sábado de Septiembre Marcela concurrió. Salió (está filmado por las cámaras de seguridad) a las seis y media del domingo subiendo a un Renault nueve rojo con un hombre al volante. Tenía un vestido ajustado negro con una botas blancas hasta la rodilla y de abrigo un montgomery negro haciendo juego. Un atuendo muy top, muy de estrella de televisión o de prostitución VIP. Muchos involucran al boliche con la trata de personas.
El dueño encarna una de las sospechas, es una de las pistas. La otra el auto. Dos Bolivianos propietarios de un Renault rojo fueron detenidos y poco después liberados. Compraron el vehículo el ocho, dos días después de la desaparición de Marcela. El novio es la tercera hipótesis.
¿Qué hicieron con el cuerpo de Marcela Chocobar?. Nadie sabe. Ella no estaba operada de abajo como otras trans, es decir tenía sus genitales masculinos. A los crímenes contra trans y travestis se les llama “crímenes de odio”. Son brutales, salvajes, sanguinarios.
Las estadísticas en América tomadas del observatorio “Respeto versus Transfobia” dicen que mil setecientas personas trans han sido asesinadas en los últimos siete años. Una cifra increíble con el plus de una saña bestial. Te matan por ser homosexual. Lo que sigue a estos asesinatos, estiman, es una conspiración de silencio. Algo de eso y de desinterés e ineptitud policial está pasando con Marcela, denuncia su familia.
