La guardia del hospital parecía la cubierta del transatlántico Titanic aquel 15 de Abril de 1912 cuando, en las más de dos horas que tardó en irse a pique, reinó una anarquía multitudinaria de sálvese quien pueda. Había botes salvavidas para 1.178 pasajeros y eran 2.223.
“La gente aguardaba en bancos, a lo largo de las paredes, charlando; algunos en silencio, los ojos fijos, vagos, en la pared de enfrente. La enfermera abría una de la puertas, diciendo: -Otro-, y el que en aquel momento salía, saludaba: -Buenos días, doctor-…”
Cabeza rapada Jesús Fernandez Santos
Hoy 27 de Abril de 2019 había en la guardia dos médicos para una cola interminable de enfermos y heridos, que la viejita que nos dijo que casi no podía respirar y llevaba un plantón de hora y media, que el que le pateó un caballo, que el que le mordió un perro o la que se rebanó un dedo pelando cebollas, que los presos para el examen médico, que los afiebrados con miedo a Dengue que se apelotonaban rogando ser atendidos antes de la hemorragia, y así.
El Sábado no había empezado bien.
En las primeras horas una señora de 53 años se presentó en la morgue para entregar dos fetos que su hija de 22 años había expulsado en una finca del Solasuty. Eran gémelos de unos veinte centímetros. No sabía las semanas de gestación porque había ocultado el embarazo. Por ende nadie la había controlado. No había nada que hacer. Sus nietitos habían muerto.
La hija fue internada en Toco seguramente para controlar que no se haya infectado. Los médicos del CIF podrían corroborar el boca en boca que uno había llegado vivo. Amén si el aborto fue espontáneo o provocado. Quizá haya sido un exceso de los trabajos rudos del campo para una chica con un embarazo gemelar avanzado y clandestino. Siendo que los síntomas son más intensos que los de un solo bebé.
Lo otro, la lejanía, la pobreza y el miedo.
Del Titanic sobrevivieron 700.