“…Aunque atemos a la suerte,
no nos salva ni el destierro,
es super fast nuestra muerte:
nadie llega a los cincuenta
siempre hay bala o puñalada
transformándonos en tierra,
humo, polvo, sombra, nada…”
La virgen cabeza Gabriela Cabezón Cámara
Se compartió por las redes una noche calificada al estilo serie de Netflix DE TERROR o de VIERNES VIOLENTO en Embarcación. Era una movediza pelea callejera entre patotas, barras, grupos, pandillas o iguales de la Misión Franciscana y la Villa Cazalbón en la que terció la Policía que fue nafta en el fuego del despelote emergiendo un efectivo golpeado y cinco de los contendientes punteados. Imaginamos que entre ellos. Corridas, gritos, sangre, itakazos, el marco. Puede que haya pasado lo corriente que llega la Cana y los violentos se unen contra los azules, el enemigo común.
Sea como fuera las heridas del Viernes negro 8 de Cuaresma no deben haber sido graves. Al San Vicente de Paul llegaron derivados una chica de 19 años con una puñalada en el tórax que fue derecho al quirófano sin que se sepa nada de el o la responsable ni de las circunstancias en las que fue herida ¿será de los entreveros callejeros?. Quedó en terapia.
En la misma ambulancia ingresó a Guardia en una estado de alcoholismo catártico el “Pesua” Hugo Charagua de 18 con un machetazo que le abrió y quebró el brazo y la mano izquierda, más otro en la cabeza. Una familiar relató que fue hachado en una pelea de bandas de el Tanque, o sea lejos de donde bandas de otros barrios combatieron, y nombró al cabecilla, un tal Tomás Salvatierra (18), entre los rivales vecinos, como el autor y generador permanente de conflictos. No sabía si lo habían detenido.
Por lo que se ve pasó de todo, todavía está confusa la historia, pero pasó de todo. VIERNES SANGRIENTO también podría servir de título.