“Es que esto no hay que olvidarlo: en la peor de las mazmorras se puede amar al que pega y eso es peor que darle el propio espíritu al Diablo…”
Le viste la cara a Dios Gabriela Cabezón Cámara
Si no sos ducho en matemáticas no te dediques al Derecho.
Un albañil del Patrón Costas apodado “Caimán negro” (23) fue condenado a un año de prisión en suspenso este Jueves 17 de Enero por una agresión contra su familia que si la recrearan en una tira de Netflix sería dentro del género terror con la advertencia: lenguaje inapropiado y violencia extrema.
El 21 de Febrero del año pasado fue detenido tras reventarle el audífono de una trompada en el oído a una tía discapacitada de 55 años que le recriminó le quisiera obligar a tomar alcohol al tío de 45, hermano de la mujer y también con patología mental, convivientes junto a sus abuelitos octogenarios en la misma casa donde apareció la madre a la que escupió y la hubiera trompeado si otra tía que la acompañaba no se interponía y ligaba los bollos y era acogotada y tirada al piso por el loco desatado que gritaba que cuando saliera de la cárcel los iba a cagar matando a todos.
Loco pero no tonto su predicción fue correcta. Se lo llevaron en Cana.
El irascible Caimán tenía una condena anterior de un año y ocho meses del 2016 por cargos de amenazas con arma y violación de domicilio. El nuevo era amenazas, lesiones leves (2 hechos) y lesiones graves en concurso real. PEGABA EN EL POSTE DE IR PRESO POR DOS MESES Y UN DÍA. Sumadas las penas daban dos años y ocho meses. Más de tres años vas sí o sí a la cárcel. Menos, es condicional. LA MATEMÁTICA LO FAVORECIÓ DOBLEMENTE. Le dieron el mínimo de la pena por el delito mayor: lesiones graves, cuyo rango es de uno a seis años enclaustrado.
Por supuesto se lo excluyó del hogar con prohibición de acercamiento a sus familiares victimas.
A once meses dijo que era un hombre nuevo diferente a aquel borracho y drogado bestia bruta que atacaba a su familia. Había hecho su vida en otro lado. Era un rescatado. Tiene que ser un santito. Lo agarran jugando a la Loba, circulando en bici a contramano, y marcha preso. Ni un experto en trigonometría lo va a salvar.