
“Se resbala en un cauce como de aceite espeso y sucio…”
El hombre Juan Rulfo
En un paraje que llaman La Junta a orillas del Bermejo detrás del Ingenio cercano a la confluencia con el Colorado los conflictos tienen mal olor. En parte porque por allí desagotan los residuos tóxicos de la fábrica y en parte por los enfrentamientos de una chaqueñada de Yrigoyen y Pichanal criadores de animales con los guardias de Seaboard.
Comparten las orillas del río y en un predio de caña de doce kilómetros sin alambrar se meten a comer las vacas que pastan a campo abierto.
Los vaqueros denunciaron a los guardias por abigeato luego que desde febrero les incautaran cientos de animales.
La respuesta fue acusarlos de haber ido a recuperar sus manadas a punta de cuchillo. Cuatro fueron condenados a fines de mayo con prohibición de acercarse al lugar de los hechos por tres años. Confiscaron los animales y los entregaron a instituciones animalistas, aclararon, sin fines faenatorios.
En el trajín murieron muchos.
El conflicto sigue hediondo en una zona hedionda de aguas contaminadas y mortandad de peces.
Entre vacas caballos y chanchos la incautaciones continúan. Sin importar marca y señal. Dicen que vienen unos jujeños con perros para arriar el ganado a los corrales del Ingenio.
La solución podría ser alambrar la caña. Los puesteros ofrecieron la mano de obra. En cualquier negociación, obvio, corren con desventaja.
