
“Ahora vete. Y mantén la boca bien cerrada, ¿me oyes?…”
Todo el mundo lo sabe Eudora Welty
Dos internos de la alcaidía penal se escaparon aprovechando un punto ciego de las cámaras de vigilancia del patio trasero de recreación escalando de espaldas palanqueando con los pies hasta vadear la tapia con sus filosos alambres concertina y ganar los techos. Fue el 16 de abril a las nueve y cuarto de la mañana.
Los spidermen eran el Payaso Juan Ortuño (42) en bóxer y Carlos Figueroa (31) vestido presos ambos por robo calificado que se descolgaron por un hotel de la vuelta en la calle San Martín y abordaron un remis. Que Ortuño estuviera en calzones mintieron haber sido asaltados en una fiesta en Estación.

El remisero era René Alejandro Carrizo (50) que hace trece años trabaja en una remisería céntrica al que acusaron de favorecer la fuga. Como si los hubiera estado esperando.
Hoy se realizó la audiencia en la que la fiscalía pidió continúe con prisión preventiva y su defensor particular el abogado Sergio Herrera que le dieran de inmediato la libertad. No solo porque el hombre no tiene nada que ver con la fuga ni con los fugados sino que los llevó como hubiera llevado a cualquiera que le hiciera señas ni más ni menos porque ese es su trabajo. Si no también por ser sostén de hijos pequeños y tener su señora enferma. El Juez Aldo Primucci agregó a ese razonamiento que la pena en expectativa del delito es mínima como para tener al trabajador retenido más tiempo. Rechazó la preventiva y ordenó su libertad.
