“Me iba a quedar de nuevo en la calle de la amargura. Puta madre…”
Echando a perder Rubem Fonseca
La mañana del segundo día de febrero alertan en Chango Más haber visto a una mujer que en el sector de carne se escondía en la ropa una bandeja del exhibidor. Lo confirman con las cámaras. Al mediodía la misma mujer vuelve. Saca más carne , galletas y yogurth. La Policía la detiene. Dice que está en situación de calle, que tiene hambre y no tiene plata.
A la tarde la largan y al día siguiente insiste robando en el hiper y esta vez, a más de tomarse un yogurth, se manda presa acusada de hurto simple y tentativa de hurto (dos hechos).
Paola Alejandra Molina es cordobesa tiene 41 años. Vino a Orán hace tiempo con un malandra coprovinciano que fue condenado a una punta de años por un robo con arma que cometieron. A ella le dieron cuatro años. Los movía la fiebre de la droga de la frontera. Como a tantos.
Salió de la cárcel perdida su familia su novio y mal enviciada con la droga. En Pampa y la vía. Una homeless que, según declaró, llevaba nueve días drogándose antes de entrar muerta de hambre a Chango Más.
Arregló un abreviado por cuatro meses de prisión efectiva ( no puede ser condicional por sus antecedentes).
Dentro del drama en la cárcel tiene sus amigas y no le va a faltar un plato de comida. Dirigió la audiencia el Juez Francisco Oyarzú y el defensor oficial Enzo Gianotti firmó el acuerdo con la fiscal.
