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“Quisiera hacerme perdiz para ver de ser feliz en algún pago lejano…”
Milonga del peón de campo Atahualpa Yupanqui
Nos los miembros de la especie animal que un naturalista sueco bautizó homo sapiens ante el peligro de perder nuestros bienes, la libertad o la vida, reaccionamos. Algunos huyen, se pierden en lontananza, se piran, se hacen perdiz.
Un jornalero de 43 años que gozaba de prisión domiciliaria tras ser acusado hace seis meses por su ex mujer (33) de haberla abusado amenazado y sometida a una cadena de humillaciones incluyendo zoofilia debía presentarse para una audiencia multipropósito pedida por su abogado defensor Cristian Illesca.
Para el traslado el 4 de febrero lo buscó la Policía y solo encontró seis cartas manuscritas de despedida y una mancha de sangre. La pieza estaba vacía. Lo habían notificado el día anterior. Se fue.
Activaron a través de la Brigada búsqueda y paradero sin novedades hasta la fecha. En la Causa está prófugo. La familia asegura que no tuvieron comunicación con él. Los angustia el escenario suicida que dejó montado.
Con la victima convivieron trece años y tienen tres hijos. Son de un barrio humilde al sur de la ciudad.
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