“No querés matar nada, nada más, ni un arbolito…”
…El onceavo dorado Gabriela Cabezón Cámara
En Julio del 2020 cerraban la etapa policíaco judicial iniciada con la muerte la noche del 6 de mayo tres años antes del “Coya Lalo” Raúl Fernando Martinez (37) acribillado a tiros en la plaza Che Guevara frente a su mujer y su hijita. Decretaban que el “Coya” Raúl Ricardo Rojas había contratado para liquidarlo al tucumano José Martín Castillo alias “Pepe” o “Pájaro” (43) imponiéndoles prisión perpetua como coautores de homicidio calificado. El marco era una mejicaneada entre viejos amigos del delito reciclados a narcos que movían fortunas.
El Coya Rojas fue a parar a una cárcel del Chaco y el Pájaro a Villa Las Rosas en Salta, pabellón C.
El domingo pasado Castillo fue trasladado del Penal al hospital San Bernardo agonizando luego de ser masacrado a golpes y puntazos en una pelea interna. Le habían destrozado la parte izquierda del cráneo de una manera irreparable. Murió ayer a las diez y media de la noche en la terapia.
Castillo siempre dijo ser inocente y en el juicio declaró muy enojado que nadie lo escuchó nunca ni le aceptaron los testigos que podían explicar su estadía en Orán el día del crimen. Era remisero y tenía antecedentes penales menores.
Sus familiares en medios de Salta hablan pestes de los guardiacárceles y sospechan de uno que se la había jurado. Debería estar todo filmado. Se espera una versión oficial.