“Desde entonces empezaron unos días angustiosos, interminables…”
Los gallinazos sin plumas Julio Ramón Ribeyro
Hoy absolvieron de un supuesto abuso sexual a un chango de 28 años de Pichanal cuyos infortunios desde noviembre del 2017 son para una novela de terror.
Le faltaban cuatro materias para recibirse de maestro.
El hermano de una chica de 17 años denunció haberlo visto desnudo sobre ella en un descampado a la salida del boliche. La victima dormía. Todo un poco borroso, oscuro, dudoso.
Estando detenido fue vejado y violado en malón por compañeros de celda. Castigo de ley tumbera para los “guasos”. Salió en libertad con la vida rota.
A siete años lo juzgaron. Lo defendió el abogado Ramón Saldaño. Planteó sobreseerlo por estar vencido el plazo razonable para el juicio. Lo rechazaron.
La víctima, mudada a otra provincia, dijo que no sabía nada ni se había dado cuenta de nada, no recordaba si despertó desnuda o vestida. Relativizó la prueba asegurando que el hermano (testigo) estaba “mal de la cabeza”. Con todo la fiscalía pidió seis años de prisión.
Hasta el veredicto la tensión fue enorme. Estaba en juego que devolvieran al imputado a la jaula de los leones.
La adversidad le dio un respiro.