“Tenía clientes fijos, algunos carniceros, y ocasionales que eran recomendados por otros clientes, alguien que necesita un chancho para un veinticuatro de diciembre o un cumpleaños…”
El asesino de chanchos Luciano Lamberti
A ver pasame unas postales de como es Orán. Bueno, nada, o sea, recién salgo de bañarme, no sé, digamos.
El otro día andaba por un barrio al sur que se llama Constituyentes un tipo con un chancho vivo cargado al hombro, ofreciéndolo en venta por sobre sus chillidos, sus puerkeadas, por no decir puteadas de marrano próximo a pasar a degüello. Se la veía venir. No era tanto que el animal fuera robado, la oferta de matarlo sin costo para el comprador ponía al ambulante de ganado en pié en la mira policial, para un ascenso vale más un chanchicida que un arrebatador de chiqueros. Alguien se lo debe haber adquirido, no te quepa duda. Pobre cochinillo. Habrá sido ajusticiado a horno de barro. En unos meses será mito y como las campanas del Cedral se escucharán en las mañanas diáfanas los chillidos lejanos del chancho secuestrado del Constituyentes. Qué más te puedo decir.
Todavía en esa vecindad se habla de la banda del Culo, del Culo José Romero (31), una juntada de changos motorizados que en el 2013 se mandaron una seguidilla de asaltos a mano armada y hoy purgan largas condenas. Al final les fue como el reverendo culo.
En una esquina viven los Toro. Una familia muy conflictiva y agresiva muchos de cuyos integrantes están presos por homicidio y robos. El 12 de Octubre se agregó el “Tuerto” Abdías Moises Toro de 18 años, un chico que en Julio del 2014, a los 14 años, perdió un ojo por el balín perdido de un Itakazo de Infantería que rodeaba la casa buscando a Cristian, un hermano mayor que en el 2015 moriría prófugo por el asesinato de Matías Martinez de 16 años, delito por el cual otro hermano, Norberto “Pol” (20) se encuentra cumpliendo pena. Abdías estaba rebelde y con pedido de captura. Con otros malandras bajo la modalidad motochorro armado se mandó unos asaltos cerca de la pileta del aeroclub. El 12 de Octubre, mientras se desarrollaba un operativo conjunto de la Policía en el Taranto, los gritos de una mujer a la que le robaron la cartera abriendole un tajo en la mano para que la largara, los puso detrás del ladrón que revoleó la prueba del crimen pero no pudo revolearse él mismo y cayó preso. Era el buscado. Abultó con un nuevo robo calificado su ya abultada y precoz planilla prontuarial. Parece mentira ¿no?. Te sigo contando.
Sufrimos una plaga de motochorros, no sé como hacen para conseguir motos, si las compran si las chorean o qué, pero hasta el malandrín más miserable, tiene una. Andan de a dos, de a tres, acechando. Borrachos, fumados, pipeados, sin nada que perder y con un sierrita o una 22 en el cinto “para defenderse”. De ellos mismos será. Eso cuando no están presos.
Del Constituyentes es el “Lukitas” o “Mudo” Lucas Matías Gutierrez que en estos días entra a Juicio por un robo doblemente calificado, en poblado, banda y con arma, ocurrido el 16 de Octubre del año pasado contra una estudiante de 19 años, que tenía el bebé en los brazos, en el vecino barrio Taranto. Iban tres en una moto, bajaron dos con cuchillo, y le sacaron su celular Galaxy J7. Escaparon ruidosos con el escape libre.
Al mudo lo agarraron patrullando. La victima lo reconoció por la ropa y por la cara. En el 2016, también con dos compinches, entró a punta de cuchillo y trompadas a robarle la Honda Biz a un policía en el barrio Policial. Siempre en el mismo radio. Lo detuvieron por robo agravado. Tres meses antes lo habían condenado por tenencia de estupefacientes a dos años en suspenso. En Agosto del 2015 le secuestraron un semillerío de cannabis. El chico viene de mal en peor. Tiene 22 años.
Bueno, nada, disculpá, tengo que salir. Te dejo estas postales. Para promover el turismo no sirven.