“La noche de los perros, de los tiros, del odio desatado como una llamarada…”
Los nutrieros Rodolfo Walsh
Veintidós treinta. Primero de mayo del 2022. Una gresca descomunal arrecia en el 4 de Junio detrás del hospital modular. Gente enfurecida ataca una casa con palos, piedras y machetes. Buscan a un tal León foco de una bronca de asentados. El combustible de la violencia es alcohol y drogas.
Rompen todo, le asestan un machetazo en la cara a una mujer y a otro le dejan colgajo un dedo.
Entre la oscuridad y la polvareda suenan unos estampidos. Dos de los atacantes son perdigoneados a corta distancia en la espalda y los glúteos. Son hermanos. Resultado, uno, afectada su columna, queda parapléjico en silla de ruedas y el otro con una bolsa de colostomía.
Juran que el que disparó es el “León” Nicolás Mauricio Guanca (24) al que dos meses más tarde detienen en mendoza.
Acusado de dos tentativas de homicidio le toca juicio. Lo defiende el abogado Julio Villalba.
La fiscal, en sus alegatos, acepta que la agresión multitudinaria contra su casa y su familia fue anterior a los escopetazos, es decir se defendió. Con una desproporción de arma. Pide cuatro años de prisión efectiva por haberse excedido en la legítima defensa.
Visto que el arma nunca se halló y que a su cliente nadie lo vio para Villalba era justo absolverlo. Fugarse a la vendimia le jugó en contra.
La Jueza María Laura Toledo falló lo pedido por la fiscal culpable de lesiones gravísimas y graves con exceso en la legitima defensa calificadas por el uso de arma de fuego.