No terminaba de resonar todavía la noticia de la detención en Orán de un cyber degenerado cuando tras unas horas de demora lo liberaban. La fuente era la fiscalía de Cyberdelitos en Salta que actuó a partir de un informe de una ONG de Estados Unidos que detecta la tenencia y difusión de material de abusos sexuales.
El detenido resultó un enfermero de 25 años del 4 de Junio que, nos contó, se había acoplado a un grupo de whatsapp que tenía un signo médico en el perfil (pensando que se relacionaba con su estudio) y luego de recibir en un rato más de seiscientos mensajes, entró a ver. Dice que el grupo era un asco con videos de gente a la que le cortaban el cogote en vivo o de chicas que eran ultrajadas. Se desvinculó de inmediato. Fue hace unos años pero la información de su contacto quedó.
Con su declaración, entrega del celular e, imaginamos, una inspección de su actividad en redes, pudo probar su inocencia. A las seis de la tarde se fue a su casa. Hay que tener mucho cuidado donde se mete uno. Los espacios virtuales pueden ser muy engañosos. Y muy peligrosos.