“Si no entro no hay plata, no hay otra razón para entrar…”
Matar a un perro Samanta Schweblin
En la frontera el tráfico de drogas es constante y los secuestros esporádicos. Las agencias del Estado justifican su existencia promocionando golpes al narcotráfico que no parecen afectar el negocio. Más de un siglo de represión no ha logrado sino multiplicarlo.
El miércoles 18 de enero al mediodía el destacamento móvil 5 de gendarmería controlaba a uno de los incontables bagayeros cargados con lonas en la zona de la Terminal de Aguas Blancas.
Era Aldo Gabriel Gordillo (37) de los asentamientos Kirchner de Orán. Camufladas en su bártulo llevaba tres cajas de cartón con sesenta y dos ladrillos de cocaína.
La fiscalía federal pedía su prisión preventiva por intentar contrabandear estupefacientes. Gordillo tenía pedido de detención por rebeldía de la Sala I de Juicio desde septiembre del 2021. Acusado de encubrimiento faltó al debate en la causa de marzo del 2018 en la que unos tucumanos asaltaron una Cangoo de bagayeros en la ruta 5 muriendo accidentadas dos chicas de barrio Estación.
Ahora deberá afrontar ambas acusaciones. Y, posiblemente, la del pez gordo que perdió la carga.