“No soy sino un malvado borracho. ¿Me perdonas?…”
La noche del perro Francisco Tario
Hasta el 15 de mayo de este año una pareja de concubinos de los asentamientos Justo Juez de Pichanal vivía una relación normal. Imaginamos con las peleas domésticas bajo control. Criando tres hijos. Aquel día marcaría una encrucijada sin retorno.
El hombre JGS de 38 años, empleado en una procesadora de porotos camino a Embarcación, llegaba pasado de cerveza y con una furia psicótica contra su mujer de 30 endilgándole un engaño al grito de puta hija de puta con quién te hacés pisar. La inusitada agresión iba a alcanzar su cenit al romperle una botella en la cabeza y con los vidrios herir a un hijo de 15 años. La victima declararía luego en la Justicia que el episodio no tenía antecedentes, que su marido siempre la había tratado bien.
Hasta ese día.
Heridas cortantes en la oreja derecha y en la espalda más hematomas frontales (trompadas) fue su diagnóstico y cortes en brazo y región occipital el del menor. JGS fue preso bajo cargos de tentativa de femicidio y lesiones agravadas por el vínculo.
Recién declaró hace una semana en Graves atentados.
Lo defiende el abogado oranense Fabricio Torres. Dijo que en la refriega dentro de la casa la botella se reventó contra la pared y las esquirlas filosas causaron los daños. Que no la usó para tratar de matar a nadie. Por otro lado le rechazaron un pedido de prisión domiciliaria con anuencia de la mujer que deseaba no pierda el trabajo porque con eso se mantenía la familia.