“Su habitación estaba tan oscura como un pozo…”
El corazón delator Edgar Allan Poe
En las cárceles ya no cabe una mosca. Están atiborradas. Las prisiones preventivas en domicilio alivian la situación. Por otro lado saca chispas la discusión de un ciudadano obligado a cumplir un castigo de encierro anticipado previo se debata su culpabilidad en un delito.
Lo cierto que las medidas sustitutivas de detención por necesidad o por convicción mandan a esperar el juicio en la casa a muchos presos. Si son mujeres con hijos va de cajón. Sea que hayan maltratado al canario o matado al marido.
En Graves atentados la salida del Oreja Martinez, presunto femicida frustrado, generó bronca en las redes.
No es el único con prisión domiciliaria.
Tomemos los asesinatos de agosto a la fecha. En el del Chino Figueroa de los asentamientos seis de enero con carátula de homicidio calificado por el concurso premeditado de dos o más personas un encausado de 42 años está con domiciliaria.
En el de David Chame de Rivadavia banda sur la mujer de 23 años que lo degolló, igual. Lo mismo el confeso autor de la muerte de Aldo Facundo (45) en el Cruce de Pichanal para septiembre. Teresa Herrera (49) detenida en Octubre por quemar vivo al Dama Martinez (35) en la Estrella obtuvo también la hogareña.
Justo o injusto, es lo que hay.