“Muerto sin nombre” sería un buen título para un original de Netflix. De hecho ha sido miles de veces cabeza de notas periodísticas en el horror de las dictaduras o de las guerras, vinculadas a fosas comunes o a despojos irreconocibles producidos por bombas o misiles. De los tiempos (que han sido todos los tiempos menos ahora) que el hijo se iba un día a pelear y nunca más volvían a saber de él más que en chismes de comadronas o adivinas que lo habían matado en alguna tierra lejana y se había podrido a cielo abierto convertido junto a cientos de anónimos caídos en combate en abono de la tierra.
A ciento siete días que un cadáver calcinado fuera hallado en los playones de bagayeros que abrazan el puesto 28 de Gendarmería, en el campamento de salida de las lonas, no se ha podido averiguar quién era, cómo se llamaba, qué hacía en el enjambre bagayero de Juansuti Aguilera a quien habían metido preso once días antes con un cargamento de más de 350 kilos de cocaína. Si, que era un hombre y si que tenía unos machetazos en la espalda y que casi seguro estaba ya muerto cuando lo quemaron.
Sin identidad de la victima tienen detenido al posible pirómano que no ha declarado en sede judicial ni hace unos días cuando pidió ampliación de indagatoria y luego frente a la Fiscal se arrepintió. El “Indio” Juan Carlos Tejerina Ortega (35), boliviano indocumentado, sereno del playón y con su cuarto de vivir en la mansión amurallada de Juansuti en el 6 de Enero, solo balbuceó cuando lo arrestaron, dichos que no tienen valor acusatorio, que no conocía al tipo con el que estuvo tomando, un borracho connacional suyo de los tantos que pululan en ese ambiente, y que lo había hecho arder con unos bancos de madera y con el alcohol que tomaban y con pastos secos y mintió que se desconocieron y le pegó un cuchillazo en el pecho. Al muerto sin nombre según las pericias de CIF en Salta lo hirieron por la espalda. De ahí mutis por el foro.
“—Yo no creo que sea tu chico. A este que mataron… Se ensañaron. Es un mensaje para alguien.
—¿Es una venganza narco?
—Nomás los narcos matan así.
Nos quedamos calladas. Tuve miedo…”
Las cosas que perdimos en el fuego Mariana Enriquez
Los de homicidios se preguntan, además, si era él el asesino porqué no se escapó a Bolivia en las veinticuatro horas que tuvo de changüí hasta que varios testimonios lo hicieran sospechoso. El GAP ha viajado a Bermejo buscando personas desaparecidas que hasta hoy no han aparecido. Esperan denuncias de paradero de otros departamentos y no descartan el ritual familiar de enterrar la ropa del ausente largo que se practica en algunas zonas del vecino país lo que los dejaría sin posibilidad de identificar nunca jamás al ignoto. Los gendarmes que hallaron los restos humeantes aventuraron que se trataba de un ajuste de cuentas. Especulación que asociada a que el patrón del detenido es el patrón del mal y que el asesinato fue en la finca arrendada por él o por su cooperativa y que nunca falta en esos entornos mafiosos algún ortiva que haya batido el viaje de los 350 kilos y asi como el “Coya” Rojas, desde la cárcel, mandó a matar con sicarios a los que lo traicionaron con 80 ladrillos, bien podía el Patrón del Mal Aguilera hacer lo mismo. Los investigadores más juiciosos estiman que lo del Indio no cierra. Que hay algo más. Incógnito, oscuro, como el muerto. ¿Qué diferencia entraña para el proceso judicial por homicidio que se sepa o no se sepa la filiación del occiso?. Que nadie se va a poder presentar como querellante o actor civil en la Causa. ¿A quién va a representar?. Tienen, sin embargo, el cuerpo del delito y muestras para el cotejo genético si el día de mañana alguien lo reclama.
La trama da para que un buen guionista deje volar su imaginación. Cuando se sabe poco o nada de algo, cualquier cosa puede ser. Aunque ya se han hecho tantas series, novelas, películas, libros y hasta el videojuego Narcos cartel wars el que sos Pablo Escobar contratando asesinos a sueldo para ganar la guerra de carteles, que viene medio gastado el producto del patrono. Solo que saquen la versión Juansuti de Orán que va con un lanzallamas quemando buchones en sus campamentos de bagayos. Eso podría andar.