“Ni el tiro del final te va a salir” sentencia el tango Desencuentro, uno de los muchos compuestos por el narigón Discépolo, prócer musical porteño, inmortal por la letra siempre vigente de “Cambalache” -que el mundo fue y será una porquería ya lo sé-. La frase es una alegoría angustiante del fracaso. Un tipo que falla hasta en matarse. Al que todo le sale mal y ni la muerte puede sacarlo de esa pesadilla. Se apunta en la sien y no le sale la bala. El acto que va a clausurar una vida de errores y sinsabores es una nueva frustración. Sin saber siquiera si por buena o por mala suerte. La poesía, la letrística, el arte digamos, puede poner en palabras esas experiencias. Puede fabricar una imagen que las revele. Algunos hechos ocurridos estos días equiparan esos dramas. El Martes 4 de Septiembre en el Penal de Villa Las Rosas en Salta, Gabriel Herrera, el hijo del detestable doble femicida Chirete Herrera que cumple su perpetua en Orán, intentó matarse en su celda. Digno hijo de su padre fue condenado en Abril a 13 años encerrado por tratar de fusilar a tiros a su mujercita. La chica sobrevivió y ahora él sobrevivió a si mismo y a sus culpas. Nada le salió como quería. Erratas, dos.
Al día siguiente en nuestra unidad carcelaria cerca de las cuatro de la tarde varios internos del pabellón B planta alta en su momento de recreación jugaban al fútbol con una pelota de trapo en el patio. Eran Cristian Reynoso, Alejandro Sanchez, Diego Franco Ortiz (los dos primeros condenados por homicidio y el tercero procesado por el mismo delito) y otros, entre ellos, Abel Isidoro Cabana (39).
Cabana fue condenado el 20 de Mayo del 2016 a 14 años de prisión por violar y asesinar a su ex mujer la Evelina Beatriz Rivera (38), madre de cinco hijos. El Sábado 6 de Septiembre del 2014 fue hallada masacrada a golpes y con signos de haber sido violada previo a su muerte, en la Corrientes al fondo, cerca de donde Cabana se había conchabado en el Taranto tras salir el Miércoles de ocho meses de cárcel por una denuncia de ella de abuso sexual simple contra uno de sus hijos de 14 años. Se trataba de una venganza. La llevó con falsas promesas de reconciliación y perdón que escondían la idea fija de matarla. Primero trató de degollarla con un cuchillo, luego de estrangularla con una soga y terminó destrozándole la cabeza contra un tronco. El forense dijo que agonizó 20 crueles minutos.
Por alguna razón inexplicable para nosotros que no estuvimos en el Juicio no le dieron perpetua que es la pena para un femicidio más grande que una casa. Para el Juez el hecho fue abuso sexual con acceso carnal y HOMICIDIO SIMPLE en concurso real. El expediente en debate venía caratulado homicidio calificado por femicidio. El agravante “tendrá pena de reclusión perpetua o prisión perpetua… el que matare a su… ex cónyuge, o a la persona con quien mantiene o ha mantenido una relación de pareja, mediare o no convivencia” estaba ya incorporado al Código Penal. Misterio. Por lo de del abuso del hijastro fue absuelto. La prole de Evelina quedó a la deriva, mendigando, uno de los changos cayó preso por robo. A las doce del mediodía del 7 de Diciembre del 2028 Cabana debería salir en libertad. Si no lo matan antes los remordimientos.
La tarde del partido de presos un bombazo vino a atorar la pelota en una escalera, toda mallada, aprovechando Cabana para treparse a una velocidad felina con la que no pudo el celador ni sus propios compañeros que le gritaban que bajara entre el coro de silbatos y el movimiento de alarma general y todo el mundo a su celda que aturdía la urgencia. En segundos estuvo Cabana en el techo del Penal, cerró los ojos, no dijo una palabra, y se arrojó, es de imaginar para dar fin a su vida. Falló. No le salió el tiro del final. “Por eso en tu total fracaso de vivir ni el tiro del final te va a salir”. Sufrió fractura expuesta de tibia y peroné y un traumatismo en la cabeza. Dicen que le negaban las visitas íntimas. Con lo del Chirete Herrera que mató a su segunda novia en una visita, no debe ser fácil para un femicida que lo habiliten.