“La pobreza era aquí una espantosa mancha, la prueba plena de una mala reputación…”
Las botellas y los hombres Julio Ramón Ribeyro
La agenda tribunalicia cerró hoy con una rara avis en los tiempos que corren: la absolución de un chango acusado de abuso sexual.
Francisco Marcelo Mariano (20), cosechero de la Misión San Francisco de Pichanal, cortaba clavos desde el 28 del mes pasado en la Sala I de juicio acusado de coacción, amenazas con arma y forzamientos sexuales reiterados. Llevaba preso más de un año. La victima era una mujer catorce años mayor con quien estuvo concubinado siete meses.
Ella declaró que le habían tergiversado sus dichos en la Policía y luego cuando quiso retractarse fue peloteada en la fiscalía de género. Vaya para allá, venga para acá, no puede levantar la denuncia porque va a ir presa usted, etcétera. “Me sentí presionada por la policía y la justicia… me pusieron cualquier cosa” dijo. El hecho paradojal de haber sufrido violencia de género en violencia de género fue resaltado en los alegatos por la defensora Soledad Rallé.
La mujer quería le hicieran entender al chango que no podía estar todo el día teniendo relaciones sexuales y que lo mantuvieran alejado para enfriarle el metejón. Nunca que lo hicieran un violador bestial. No la oyeron en la denuncia y tampoco en el juicio. Pidieron siete años de cárcel.
Rallé habló de un aparato perverso y de una cacería de brujas contra los hombres. Tal como pidió Mariano fue absuelto por la duda con orden de liberación inmediata.