“Fue difícil beber agua con la lengua…”
El día que fuimos perros Elena Garro
En el barrio 30 de agosto frente al cementerio de Colonia un tarde de Junio del año pasado moría de varias puñaladas el vecino Daniel Alejandro Romero de 26 años. Una misteriosa detonación era el sonido de campana que enfrentaba al chango con otros dos de los asentamientos Sagrado Corazón.
Eran Luciano Gregorio Diaz (19) y menor de 16 apodado Tincho, el primero paseaba una perra pitbul de nombre “Sol” que puede haber sido la piedra del escándalo. Lo cierto que munidos de un cuchillo y un machete el dúo encaró a Romero que atinó a defenderse a pedradas antes de ser herido. Lo hicieron a metros de varios testigos que esta semana declararon en el juicio por el homicidio llevado a cabo en la Sala I.
Contaron que el mayor le pegó los puntazos mientras el chico trataba sin puntería de machetearle la cabeza. Sucedido en los momentos más acuciantes y confusos de la pandemia no constaba en el expediente ningún informe de autopsia. Por ese lado apuntaron la defensora oficial Paola Linares y el abogado particular Fabricio Torres.
El Juez Aldo Primucci falló ayer Viernes condenando a diez años y ocho meses de prisión a Diaz a su entender culpable de homicidio calificado por la participación de un menor de edad, declarando coautor responsable a su compañero de causa hoy de 17 años.