“Un paisaje que el brillo duro del sol no alcanzaba a alegrar…”
Las armas secretas  Julio Cortázar
Calle del Sol naciente sin número cerca de la Misión wichí de Rivadavia al sur del río Bermejo. Una chica originaria de 16 años llora a moco suelto sentada en la tierra. Corre el noveno día de Junio del 2020. Son las doce de la noche.

Murmura mitad idioma mitad castellano que la han violado. Los criollos con los que estaba tomando han sido. En un momento retiradas las amigas se ha quedado sola y han aprovechado. Por turno tres lo han hecho. Por todas partes. Le taparon la boca. La inmovilizaron de los brazos. Tenían una pistola. Ella estaba mareada sin fuerzas como si le hubieran dado algo. Después le dolía al hacer la pis y la caca.

La médica legal certifica una congestión vulvar. También que acaba de perder su virginidad. La chica conoce a sus supuestos violadores, todos se conocen en el pueblo, además compartía con ellos. Este Martes llegaron a Juicio el “Cheto” o “Cabezón” Alejandro Daniel Casasola (26), el “Niño” Lorgio Quipildor (40) y el “Chaveta” Silvestre León Ruiz (30) o Chato Matías Miranda como misteriosamente se hacía llamar.

Acusados de abuso sexual con penetración agravado por el número de personas. El debate es una torre de Babel. Un traductor ayuda con la lengua y la natural parquedad wichí.

Casasola cuenta la historia de una cama que le ha hecho la Policía por un tema de droga y dólares que tuvo siendo informante de los azules. Que a la victima le han pagado diez mil pesos para que lo acuse. Habla de gente importante que no puede nombrar que está metida. La defensa es un poco fantasiosa.

Hoy los chaqueños fueron hallados culpables y sentenciados a catorce años de prisión y costas. El fallo lo dictó el Juez de Sala II Fabián Fayos.