“Sonó un chasquido seco, como el de un pedazo de ladrillo tirado contra una pared…”
Estaré esperando Raymond Chandler
Concluyó hoy viernes el proceso penal seguido contra el bagayero Roberto “Anchico” Padilla (34) por la muerte del “Polaco” Reimuth (32) un convicto de robo con arma. Ambos se encontraron en la esquina de pasaje Castellanos y Uriburu madrugando el doceavo día de septiembre un año atrás.
Padilla venía a pié con una compañera del desvío donde le cobran un peaje mafioso a los pasadores para no asaltarlos y Reimuth con su amigo el “Cone” Salas, otro peligroso motochorro con condena, en una moto.
En el Juicio no estaba en juego la culpabilidad.
Las cámaras de seguridad captaron en video al Anchico disparando sobre Reimuth y a éste tomarse la cara y caer. La bala le entró unos centímetros delante de la oreja. Y por si hacía falta se declaró culpable.
La cuestión era qué había generado una reacción, en palabras de la fiscalía, tan desmedida y brutal. “Pensé que nos querían robar, quería asustarlos y se me escapó el tiro…” dijo Padilla.
Lo del robo no era una apreciación alocada visto los antecedentes del dúo y la declaración de tres testigos en igual sentido. En la óptica fiscal se trataba de una ejecución por una bronca inespecífica. Opinaba una pena justa dieciocho años de prisión. Para la defensa hacer justicia era aplicarle tres años en suspenso por homicidio en estado de emoción violenta.
El Juez Edgardo Laurenci falló en consonancia con la fiscalía. Fueron cuatro tensas sesiones.