Podría hablarse de la raza maldita de los motochorros, pero sería un tipo de racismo, podríamos titularlos extranjeros sociales, gente que vive afuera de la sociedad expoliando violentamente a sus integrantes, pero sería un tipo de xenofobia, podríamos insultarlos, llamarlos putos, que es, en el idioma de calle el más potente de los menoscabos, pero los estaríamos discriminando por su sexualidad, en fin, hasta podría decirles alguien, en sentido figurativo, abortos de la naturaleza, pero sería meterse en camisa de once varas, si verdes si celestes. Objetivamente son individuos que por causas innatas o aprendidas basan su existencia en hacerle daño a otros. Gente que no les hizo nada, que la está peleando, como todos. En general por el carácter cobarde de la actividad apuntando a los más vulnerables. Por edad, por enfermedad o por sexo.

“Cuidado con la pasta vieja, que estos en cualquier momento te dan faca para sacarte dos pesos” le advierto…”
El puñal Jorge Fernandez Diaz

El segundo domingo de agosto Elsa, una señora ya grande del barrio 20 de Febrero, volvía a su casa a eso de las nueve y media de la noche. Cerca del pasaje Peñaloza le salían al paso dos tipos en moto con un cuchillo en la mano para arrebatarle la mochila, el celular y mil quinientos pesos. No les iba a dar el gusto tan fácil. Empezó a gritar y a cascar a uno de los delincuentes con tanta espectacularidad que salieron los vecinos a ayudarla. Sufrió varios cortes en los dedos la valiente, con todo, logró que redujeran a uno y recuperó ahi nomas el celular. El otro rajó con la plata. Al llegar la Policía se hizo cargo del inmovilizado por la solidaridad barrial. Era Francisco Condorí (23) alias “Fantín”, un adicto que medio se jactaba que hacía rato venía choreando y nunca lo había agarrado la yuta. La gente de la 24 se movió, una actitud poco usual, lamentablemente.

Detenían al día siguiente al socio de Condorí, el “King Kong” Diego Flores (22), secuestraban la moto en la que salían a robar y de los 1500 de la señora recuperaban 600. El restante ya se lo había gastado el bribón en bebidas finas para macharse. Bajo cargos de robo calificado los motochorros quedaron presos, eso sí no se sabe cuanto tiempo, por ahí salen mañana, pasado o dentro de siete años. La Justicia es la que maneja esa martingala.