“-Es un poco tonto -dijo Sylvia Dale-. También lo soy yo -agregó tras una pausa-. Por eso conozco la forma de actuar de los tontos. Nos trastornamos, llevamos a cabo los actos más disparatados y luego nos arrepentimos…”
La señal en el cielo   Agatha Christie

Si somos máquinas que funcionan al vapor de redes neuronales no se nos puede culpar de nada. Actuamos como muñecos, el cerebro es el titiritero. Los castigos por nuestras conductas es un absurdo. No hay nadie que decida, respondemos no a UN YO que elige sino al impulso de un mecanismo. ¿Nos van a penar por ser como somos?.¿Otros que son como son?. Los delitos serían posibilidades de funcionamiento y no acciones autónomas de sujetos. ¿Qué querés?. No soy nadie. Solo funciono como algo. Estoy animado. Si violé, maté, crucé en rojo, estafé a una anciana, fue mi cerebro, yo no existo. La teoría de Freud del inconsciente lo anuncia. Nos manejan fuerzas ocultas de nuestra mente. ¿Yo? ARGENTINO, FUE MI INCONSCIENTE.
Caso contrario, si somos entes dotados de capacidades sobre las cuales ejercemos potestad, te pueden decir: pudiste ir para allá y fuiste para el otro lado: infracción INFRACCIÓN, castigo CASTIGO.

En el caso que pensar y sentir fueran antinomias, sea distinto lo emocional de lo racional, el reproche contra una familia de comerciantes de Pichanal a la que juzgan por homicidio, sería haberse dejado llevar por la bronca sin PENSAR en los riesgos. Fue un desastre para el LINO Mario Alfredo Santo de 18 años que murió de un tiro en la cabeza y otro desastre para el clan Alcoba, distribuidores de garrafas y soda del barrio 9 de Julio, organizadores de una expedición punitiva contra los piperos de la Misión San Francisco que les habían robado una garrafa. Al Jueves 6 de Diciembre, día que comenzó el Juicio, llevaban un año y siete meses presos.

Fue el 20 de Mayo del año pasado que Atilio Nelson “Melli” Alcoba (41) y su sobrino Bruno Alan Leonel “Leo” Alcoba (25), más sus vendedores Rafael “Rafa” Franco (29) y Marco Antonio Ramirez (25) y el vecino Diego Alfredo Gomez (menor en ese tiempo hoy con 18 cumplidos) montaron en el camioncito blanco de reparto como Sanmartines en el caballo blanco con sus palos y sus armas que no era para liberar América sino para la pésima idea de hacer justicia por mano propia hartos del piperaje que les robaba vuelta y vuelta.

Un arreglo de última hora se planteó a dos semanas de iniciado el debate. A Leo Alcoba y Marco Ramirez se los acusaba de autores de homicidio calificado por uso de arma y participación de un menor y a los demás de cómplices. Tenían a unos amigos de la victima que los apuntaban pero frente a los Jueces cambiaron, se contradijeron, y la prueba se diluyó. Ya no se sabía quien portaba las armas, ni quién había disparado en la oscuridad de despelote de los comerciantes justicieros apedreados por los amigos de sus apaleados para que devolvieran la garrafa robada. Las armas tampoco aparecieron.

El Santo remedio fue que sorpresivamente se hizo cargo Franco “Rafa” Ramirez haciendo absolver por la duda a todos los demás. Tampoco él irá a la cárcel o, mejor dicho, no continuará detenido, ya que se bajó el delito a homicidio con exceso en la legítima defensa con pena de tres años en suspenso.

Mañana, Jueves 20 de Diciembre, se ratificará el abreviado y todos estarán libres.
Con todo nadie salió ganando. Todos perdieron. La justicia por mano propia nunca es una buena idea. Sea por impulso o por convicción. Nelson Alcoba, el único que habló en las preliminares del Juicio, lo dijo. “Somos gente trabajadora, es triste estar encerrado…”